martes, 10 de febrero de 2009

49 años.

No me quedaban ánimos para continuar mis palabras y compartirlas con ustedes, traicionarme en la pulcritud de la espera insatisfecha, no por cumplir, ni por crecer, menos madurar. más bien por envejecer, no creo que estas letras sean las que ocuparían el espacio que le diera la continuidad a mis ideas, trataré de ir al grano simple y sencillo que me enviará a las nubes a buscar la Oca de los huevos de oro, y ese grano que no me ataque de esperanzas, ese grano no es de adolescencia, es casi el centro de un siglo tener 49 años, tener otra sensación y no la habitual, algo que hace unos años temía, ahora me hace sentirme saludable cada vez que me miro al espejo, algunas veces me dan deseos de hacer ejercicios, no por estética ni por salud, solo por tener las ganas, estoy viviendo mi 50 años de nacimiento, casi medio siglo de saber más que el diablo, celebrar la fecha acontecida.
Mis festividades fueron muy variadas, el mismo día en si fue una total sorpresa, estuve esperando casi 24 horas para ir a cenar con unos grandes amigos canadienses y su esposa, y resultó que la cena era en la casa de una amiga muy querida a la que llamo Dra. Collares, no dejan de sorprenderme mis amigos, sentirte engañado siempre es algo molesto, y cuando la sorpresa forma parte de ver a las personas que siempre esperas ver ese día, o cual momento tan especial se trata de los que más te quieren ver y aprovechan el momento para darte como regalo lo habitual con el disfraz de lo inesperado, fue una excelente cena, platos elegantemente presentados y el olfato era una danza suculenta al paladar, mi rostro no acaparaba todo el instante, quizás trataba de recordar otros de mis cumpleaños anteriores, en mi casa. Algunos encuentros y la espera de la siempre sorpresa divina, en casa de una amiga en la Habana Vieja, en aquel momento la sorpresa organizada y preparada por mi ex-novia fue descubierta durante su preparativo, o por la variedad de las horas en mi llegada; pero una de las más recordadas es en el Pedregal, con pocos amigos mientras escuchaba a Kelvis Ochoa a guitarra y el presentador de la noche fue el actor Luis Alberto García, pero en mis 49 tuve otra noche para agasajar a mis amigos, una gentileza del quebecúa, preparada con las mejores intenciones de hacer una fiesta alarmante, me sentí satisfecho con los que llegaron ese sábado en la pasada fecha de mi alumbramiento, pero bien los que fueron o los que hicieron lo posible por ir, o los que no estaban y los que no quisieron ir, estaba seguro y sabia quien no iría, pero ya no es una sorpresa mi espera.

Como justicia inesperada debo mencionar una de mis fiestas cumpleañeras en casa de nuestra querida Titina, una de esas noches largas de mis convulsas inesperadas y nefastas situaciones etílicas, entre la multitud dejé caer el amor hasta pisotearlo con el arrepentimiento no perdonado, fueron muchos los que llegaron, estuvieron Ferzah y Vefah, la nocturnidad en la que mi fatídica memoria con la imposibilidad de recordar.

Agradezco y es algo que llevaré en la memoria como divina esperanza del sorpresivo lugar de mi alma a Carlos Varela, Grettel, Arturo Sotto, Mirtha Ibarra, Eduardo (el gordo), Olguita y amiga, Lili, Jorge, e hijo, Ernestico-novia, Mercy-Julita, Milay, Andreas-Dulce, Roland, , Zuzel y Yoyo.

Muchas Gracias a Bruno y Flore Anne por las gentilezas, los gastos y también la espera.

10 de febrero.
Cuty.

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