lunes, 24 de noviembre de 2008

De Bukowski al Cuty: Historia de un destrozo emocional por Rufo Caballero

Hay un cierto momento en la vida de todo artista en que se pierde la ansiedad: el artista alcanza, sin percibirlo, sin levantarse un día y percibirlo, una extraña serenidad. Ya no prima la sed, la desesperanza, la iconoclasia, el afán de incendiarlo todo. Después del fuego, sobreviene una levedad fecunda, donde el artista hace lo suyo y punto, y que piense el mundo lo que piense.
El Cuty está envejeciendo bien. Cuando aparece en público resulta enternecedoramente coherente, de una congruencia casi académica. Aunque sigue hablando mal sobre muchos otros artistas (incluso sin ver sus exposiciones, porque, total, “ya he visto bastante; estoy cansado de ver arte”), cuando se le argumenta lo contrario, asiente con cariño y reconoce: “Es verdad. Tiene razón”. El Cuty ya escucha a la gente, adquiere una especie de paz interior, que no llega a ser religiosa pero atempera el ritmo agitado de su respiración. El Cuty aprende a recuperarse cuando lo dejan las grandes mujeres de su vida, y comprende que apresándolas en el lienzo es suficiente: Total, como decía el maestro, de todos los engaños, el arte es el que miente menos. Por todo esto, sus amigos andábamos muy preocupados: ¿Perderemos la vehemencia del Cuty, una de las poéticas más elocuentes y auténticas del arte cubano? Bukowski del pincel, el Cuty le hace falta a esta Habana, que se moriría de tedio sin él, que perdería, sin él, una buena dosis de salación y de vida. Cuba es un país donde la sexualidad ocupa el ochenta por ciento de las experiencias; por lo mismo, hablar de erotismo, pensar el erotismo, constituye un problema mayor. En la medida en que hace manifiesto lo latente, el Cuty llega a ser, para Cuba, necesario y molesto, incómodo e indispensable. Y, como se sabe, o como gustaba decir Einstein, “es más difícil destruir un átomo que un prejuicio”.
La exposición “Fluídos” me saca de la duda. Hay cambios en la nueva fase del artista, pero lo apacible no llega a menguar, para nada, la desfachatez del gran moralista. Porque, está claro, el Cuty es un moralista, cuando desacredita la hipocresía, el pliegue, el doblez, la triple moral: la pintura del Cuty es como una expiación, una purga de pecados. ¿Qué pecados? El pecado de la mentira, el pecado de la mesura como impostura, el pecado del fingimiento social, el pecado de la máscara, el pecado del antifaz que se pone la gente para (mani)obrar en sociedad. En la obra del Cuty hay gula: la gula que necesita descaracterizar la simulación y revelar a los cuatro vientos la riqueza y la sabrosura de la vida que se vive sin miramientos y sin represiones. Por eso la gran tipología espacial del Cuty es el baño: el baño permite, lejos del refugio o la segregación, el desnudo de la intimidad, la afloración de la verdadera voz interior, la confrontación sincera de todos los espejos. El baño era ya importante en Almodóvar, pero en Pedro esa figura tiene –como por lo demás casi todo en su cine- una honda connotación antropológica: allí las mujeres se reúnen para, mientras retocan sus labios o se suben el blúmer, cuchichear bastante y retratar, en conjunto, ese enorme misterio que se sigue llamando lo femenino. En el cine de Almodóvar, el adentro del baño condensa la cualidad del afuera en la provincia: el chisme, el escrutinio de la Otra, el cotilleo importante, la confesión del alma, la definición –en palabras- del triángulo amoroso.
El baño en el Cuty va mucho más lejos: allí no hay metáforas culturales sino vida dura, monda y lironda; no hay confesión sino vivencia. La mujer que se masturba, la mujer que orina, la mujer que toma un rollo de papel sanitario para asearse, la mujer que espera no se sabe qué y entretanto se aposenta en la tasa (como quien se entrega a nadie y dispensa una mirada indulgente), el tío que de soslayo le mira el pene al otro, la confesión masculina –mucho más bretera e impúdica que la femenina, está claro. En una palabra: Belleza. Hermosura, mima, tremenda expresividad. Sabrosura. La mujer, el hombre, la lesbiana, el gay –de poco importan los distingos- que comparten con el espectador, sin pena, una intimidad plena, definitivamente hermosa. En el Cuty hay anchura, calor de la vida, vibración genuina, no teatro. Ella no tiene pena, ni él, ni el artista: ¿Por qué ha de tenerla el espectador?
Alguna vez yo mismo escribí que en el Cuty había algo de escatológico. El propio artista lo repite: mi pintura va de rescatar, y entender, lo escatológico. Hoy me resisto. El Cuty no es exactamente rabelaisiano, ni carnavalesco, ni burlesco, ni soez, ni teratológico. Nada de eso. A menudo pensamos que la mezcla de ciertos fluidos –la sangre, la orina, el semen- puede o debe ser escatológica. Me resisto. ¿Por qué? Escatológica es la guerra, la impudicia de ciertos países, el inescrúpulo del poder; escatológica es la mentira. ¿Quién puede defender, y argumentar con seriedad, que una mujer orinando es una imagen escatológica? Una mujer orinando es una belleza, un acto prodigioso de humanidad, de sensualidad, de erotismo, de transparencia. De erotismo siempre que nuestra mente tratará de perpetuar ese instante, de sobarlo, de paladearlo, por qué no. Por algo a las mujeres no les gusta demasiado que las vean orinando: son conscientes de que se trata de una ceremonia sagrada, hermosa, culturalmente potente. Una mujer orinando es un acto de iluminación, un gesto de alumbramiento. El Cuty disecciona, intenta eternizar aquello que es en apariencia efímero por fugaz, porque pasa rápido y a ratos escondido. El Cuty quiere hacerse de la belleza que se escapa, y tiene la generosidad de entregárnosla. Por eso es un moralista: porque ensancha nuestra escala de valores, trastoca los cánones, desactiva las prevenciones, y vuelve natural aquello que el común de los mortales inhibe por impúdico.
Tenemos una obra preciosa, por el inaudito poder de observación que demuestra el artista: Café cortado. El artista sorprende un momento de meditación en una invitadora mujer –ella resulta invitadora, a ella tampoco le da pena; pero no lo sabe, no lo sospecha, y eso es lo maravilloso-, en blúmer, con una pierna levantada, cómoda, con sus zuecos al desgaire, y toma café. Mientras tanto, tiene una mano en la cabeza. Lo extraordinario de una pieza como esta reside en el contraste expresivo entre la sensualidad despampanante de la mujer, la despreocupación del “abajo” y la preocupación del arriba: ella está meditando, piensa en algo, solícita, sin importarle, en absoluto, desde luego, todo lo que enseña, todo el mundo que comparte por debajo con la posible mirada que escruta. En esta mujer hay displicencia, altanería, soberbia de su cuerpo, conciencia de una belleza que no necesita proclamarse: esa mujer sabe que sube el pie y el cielo se abre; por tanto, piensa en otra cosa, se entretiene. Esa mujer lo que quiere no es necesariamente que la miren, porque sabe que el o la que no mire, se la pierde entera. Por eso entrega toda su humanidad como un tesoro que se da sin acto de premiación, sin anuncio con una corneta.
Ya en Sobremesa, especie de continuación de Café cortado, todo el mundo se despeina, y ellas se tocan, se solazan en un lesbianismo posible y hermoso que no tiene que vivir debajo de la mesa pero que por debajo roza una salacidad y una perdición erótica muy especial. La composición se estructura entonces en total complicidad con la escena: una densa franja negra –guiño del artista a otro erótico, pero de la imagen abstracta: el gran Mark Rothko- preside, en forma de mesa, de mantel, de cobija, de lo que el espectador quiera, una situación de intercambio erótico, de comunicación bellísima, de conocimiento del cuerpo de la Otra. Eso es una fiesta, un festín, una cena; una cena del cuerpo. La cosa está en quién mira por debajo de la mesa, como el bolero de Manzanero: ¿Un hombre? Demasiado tópico. ¿Otra mujer? Presumible. ¿El artista? Sería obvio. En cualquier caso, a ellas no les da pena y al espectador tampoco: la franja negra es la sociedad; el abajo es la vida. La franja negra es la máscara; el abajo es la verdad. La franja negra es el ritual; el abajo es la diafanidad. Espejo, protección, manto, la franja negra es la coartada que permite que la vida no se viva como cárcel, como claustro. Ellas, por debajo, hacen lo suyo, mientras arriba se conversa, es un ejemplo, sobre las diferencias de las pinturas de Zaida del Río, Flora Fong y Rocío García, o sobre todo lo que, en verdad, podrá conseguir Obama.
Otras piezas son de una perversidad densa, delicadísima. En Esos ojos verdes una mujer deposita su esplendente ano desnudo, mientras mira algo con atención. Y el artista, morboso, enseña y comparte el ano de su protagonista mientras llama la atención, con el título, acerca del lirismo de esos ojos verdes. Joder, esto es gran arte. A fin de cuentas, puedo pretextar el ano y enfatizar los ojos verdes, como puedo pretextar los ojos verdes y exhibir el ano: ¿qué diferencia sensible, importante, existe entre la belleza de unos ojos verdes y de un magnífico ano? ¿Por qué escribo una y otra vez ano, haciéndome el de Portocarrero? No. Formulemos la pregunta otra vez: ¿Qué diferencia trascendente puede existir entre un culo fabuloso y unos bellísimos ojos verdes? Uno se perdería igual, qué diablo. El artista aprovecha nuestro devaneo, entre los ojos y el culo chulísimo, y se da a meditar sobre los remilgos y los afeites que suele preferir el arte en forma de desvío, de pátina, de doblaje, cuando en el fondo exprime la turgencia y el don demoníaco de la vida. ¿A qué referir, una y otra vez, la virtud de la luz o el refinamiento cultural de las composiciones de Rubens, cuando esas regordetas invitan, seducen tanto como los ardides que las favorecen artísticamente? En Esos ojos verdes, el artista admite que de todos los engaños, efectivamente, el arte es el que miente menos, pero engaño al fin, miente también al ojo, muchas veces desde la coartada del refinamiento, la elipsis, el gesto sutil, cuando una plenitud de vida se abre, igual de bella, consigo mismo.
Un caso similar ocurre a propósito de esa otra obra donde una mujer toma el papel higiénico en sus manos para asear su desnudez, mientras viste apenas unos botines mickey, unos botines refinados en el sentido progre, unos botines a la moda y el modo de la movida de la gran ciudad. Sin esos botines, la obra no sería lo que es, que no quepa la menor duda. Es más: la perversidad del artista radica en el contrapunto visual que induce entre la ostentación mickey de los botines y la cotidianidad aplastante del gesto con el papel higiénico: vestido a medias y desnudez completa, ritual social y ritual íntimo, lo público y lo privado, el encubrimiento y el ofrecimiento, cara y cruz de lo femenino.
En otras piezas, todo hay que decirlo, la sutileza se va a la porra y la belleza es ejercida desde la violencia. Desde la violencia simbólica. Tenemos el caso de 25 y O, donde una mujer se agarra la vulva y pone el pie sobre el mojón urbano que identifica la esquina de 25 y O, como quien dice: “Este es mi territorio. ¿Qué bolá?”. En esta obra –que debe tener profundas razones autobiográficas, pues el artista la concentra en su misma esquina, a pasos de su departamento-, Cuty invierte, trastorna, subvierte el canon de la masculinidad hegemónica e histriónica. Ella se agarra la vulva como se pudiera agarrar los huevos. ¿Y por qué no? ¿Quién dice que no? ¿Quién puede asegurar que sólo en el hombre sexo y poder urden una díada simbólica, indisociable? Otra vez: a ella no le da pena, se agarra todo un “dispositivo de enunciación” y advierte que, cuidado, yo soy la reina aquí y, por mis timbales, este territorio me pertenece. ¿Qué o quién le pertenece: algún hombre en particular, el artista, otra mujer, todo un gremio? Tengo en casa una pieza de Franklin Álvarez donde un gracioso mulatico se agarra lo suyo e implica: ¡Dime un número! Escribo implica y pudiera escribir suplica, porque él está loquito porque alguien se lleve aquello a cualquier precio. Si ponemos a dialogar a ambos personajes, el mulatico emplaza: ¡Dime un número! y ella, que no tiene pena, responde con una letra y un número: 25 y O. Ah, la guerra de los sexos, que se consuma en definitiva como apareamiento, porque, lo sabemos, no hay opuestos: hay atracciones.
Pero todavía resta el colmo de la obscenidad (en tanto vencimiento del tabú; es decir, el colmo de la sinceridad) cuando una obra se titula, faltaría más, Historia de amor. En ella, la chica, ya con el blúmer abajo, a punto, ofrece el preservativo al macho, como quien dice: “Anda, miserable, ven y haz lo tuyo”. Lo mejor es la expresión de ironía y de fingida inocencia que tiene en la mirada. Con la mirada, ella actúa un recato que se hace añicos cuando conmina y ofrece el condón. En esta Historia de amor (cínico Cuty, qué títulos tan trágicos, tan catastróficos, se le ocurren), el artista invierte otro canon, otro tópico: aquel que discursa una y otra vez sobre la condición de objeto sexual de la mujer, absolutamente cosificada por la mirada y la acción del hombre. El Cuty se percata –posiblemente lo ha sufrido- de que en el mundo de hoy sucede lo contrario con mucha más frecuencia. El discurso sigue esgrimiendo lo tradicional –ah, las pobrecitas mujeres-, cuando en la vida ellas no tienen pena y le dan a uno vuelta y media. La obra dice más o menos esto: “Mariela Castro, por tu vida, ocúpate de nosotros, que somos ahora los infelices. No son los gays, ni los transexuales, ni los transgéneros, ni las mujeres; no, qué va: somos los pobres tipos abandonados a la suerte de un vulgar preservativo los que quedamos necesitados de que alguien se ocupe, al menos emocionalmente, de nosotros”. La obra recoge la huella de un destrozo emocional: cuando ella no tiene pena y te da el preservativo, sabes que eres un muñeco, un maniquí, un portuario, un obrero erótico que debe cumplir con su rol. Un consolador.
En esta historia sexual de desamor, el Cuty toca fondo y se desnuda él mismo todo: así como Tarantino se excusa con la violencia física para hablar sobre la otra violencia, la primordial, la violencia de los sentimientos, el Cuty habla de la carne para ahondar en la otra verdad, la verdad de las emociones. El Cuty habla del cuerpo para hablar del adentro, del sentimiento dañado o expectante; del mismo modo que se aboca al baño para referir todo un estado actual del mundo: la desvergüenza del adentro físico remite al inescrúpulo del afuera citadino. Haciendo una pintura muy física, lo del Cuty es, a no dudarlo, el imperio de la emoción, la violencia de los afectos, el aullido de un hombre herido, abandonado, hecho a la suerte de un animal que se olvida. Véase, en tal sentido, una pieza como Anatomía de las nostalgias, donde el artista, el hombre, no sabe a quién echar más de menos, a quién extrañar más: si a las mujeres o a las ciudades. Para terminar suponiendo que a las ciudades. Ciertamente, las ciudades son lugares que se asientan en la mente para no perderse nunca, pero yo no estaría tan convencido. A fin de cuentas, las mujeres son como las ciudades: nunca se van de un todo. Una vez que se las ha vivido, que se las ha recorrido, ellas permanecen en la mente como si nos dieran otra vez su cuerpo, su sangre, su orina. Sus fluidos. Y viviremos, en lo sucesivo, atados, pendientes de un fluir que no está pero que sentimos.
El Cuty sigue resolviendo con idoneidad la correspondencia entre lo que dice y la manera como lo dice. Esa congruencia estética evidencia que estamos frente a un pintor muy notable, que no habrá atravesado todos los escaños del aprendizaje académico, pero que, informado y actualizado, conocedor del enigma del arte, sabe componer como pocos. Digamos: resuelve Ella no se sienta en baños públicos con una perspectiva lateral, angulada, según la cual ella implica al espectador como de soslayo, nunca frontalmente. Claro, porque ese pudor de no sentarse en baños públicos, ¿será una práctica convencida o un simulacro de refinamiento que las otras mujeres necesitan oír? La perspectiva lateral y angulada es el recurso idóneo para concretar esa postura escurridiza, que funciona más como una representación social que como un sentimiento verdadero.
Pero decía al inicio que algo había cambiado. En la forma no mucho, con todo y que los fondos se espesen ahora bastante, y el Cuty lo siga intentando con el óleo. No me refiero a eso. Me refiero a que se espesan también las expresiones, se hacen más sutiles, más trabajadas. Si en los primeros tiempos al Cuty le importaban sobre todo las situaciones, ahora le interesan las expresiones. Por eso los cuadros, sin llegar a ser primeros planos exactamente, son cada vez más planos medios o planos americanos, y cada vez menos planos generales. Porque al Cuty comienza a importarle sobre todo la psicología, el adentro, las emociones; trabaja entonces más la expresión del rostro, el sentimiento del cuadro. Ya decía que el Cuty está madurando, o incluso que está envejeciendo bien. Ya sabe que no hay iconoclasia mayor que aquella capaz de dominar el mundo de emociones de los seres humanos y es ese el baño donde ahora se encierra.
Lo veo callado, sentado detrás, como fuera de cuadro. Nos reunimos un grupo de amigos, para hablar de arte, que es desde luego hablar de la vida, y el Cuty permanece alejado, detrás, como si prefiriera escuchar. A cada rato entra a la conversación y vocifera, porque sino no sería el Cuty, pero escucha, calibra, aprende de los otros. Madura. Crece como hombre y como artista. A ratos vocifera que ellas son nomás que unas tontas y tiene en los ojos la impotencia del sujeto que se sabe perdido, anonadado. Tiene en la mirada la sabiduría del relator que apenas puede confesarnos que ellas no tienen pena y nos machacan la vida como si tal cosa. Pero ya no hace nada. No agrede a nadie, no arremete contra el mundo. Calla y se ensimisma en su respiración asmática: si sus obras no son capaces de decirlo todo, ¿a qué intentar otras palabras?



Rufo Caballero
En San Lázaro y L, noviembre y 2008.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Conversar.

Cualquier noche puede ser una especie de incertidumbre desde que cae el sol y se empiezan a mover las estrellas. No es cuestión de ir en búsqueda del sonido nocturno en las discotecas, ni mucho menos de las mujeres que desandan por las aceras en posición de dianas, es el pensamiento en blanco que nos invade el cerebro al tumbarnos en la cama, y desde la almohada vuela la imaginación por toda la ciudad como si estuviéramos en ella, volando a ras del concreto como observadores del destino de cada cual. Las palabras y las controversias descansan entre el que te dire y escuchar, sobre la vida el destino, y hasta la politica.

Todo es políticamente parte de nuestras vidas, si algo se vuelve caro el único dueño de todo tiene la culpa, el Estado y ese aparataje que sostiene nuestras almas. Flotamos a favor de la ventolera de ideas que todos comentan, aunque tengamos un cóctel en la mano.
Es parte del sistema de conceptos que van cambiando de voz, cada boca sale a buscar la media naranja en un bar, es el zafarrancho de la corneta, la búsqueda del lugar perfecto para terminar encontrando el alba junto a una mujer y huir de la luz con el sexo en la boca.

todo comenzó en querer decir una palabra inteligente, una opinión y terminar con la sal en la lengua.

Sin caries.

Podría ser una preocupación para muchos tener la dentadura blanca y ordenada, ante la mirada sorpresiva de cualquiera que mira de reojo tu sonrisa. Estamos en años de dietas y mordidas que dejan un rastro en la carne, como recuerdo de la ultima vez que saboreamos el instinto antiguo del animal. Nos preocupamos por la alineación de los incisivos y la ordenada caída de los molares ante cada palabra que emanas en la mesa o la cama en la sorpresa de atrapar a la presa con mis garras.

Personalmente mi dentadura es como aquel edificio antiguo y en desuso que todos recordamos. respiramos en sus columnas y en sus pisos que eran tan sólidos como una muralla. ahora con la modernidad lo sostienen vigas y pilotes de hormigón, aceros y envolturas de lacas en toda la estructura que cuidan los portones de mis labios, olvidamos las bacterias en las gargantas y la respiración con su gemido, nos olvidamos de las cuerdas vocales que sedujeron tu silueta, tu entorno óseo. esto me inspira. quiero llevarte a mirar el mar y exhalar la brisa con la sal en los dedos que acarician tus labios por encima del pantalon, deslizar la mano hasta llegar al pubis y regodearte a empapar tu imaginación, los pezones, los huesos, el ombligo y el cuello son parte del tacto que recorre la lengua en ese vaivén de la fiera que no deja escapar su presa. Entre toda esa incertidumbre de salivas y gérmenes que se intercambian entre cada agitado soplido, solamente escuché una amenazadora voz que me decía, espero que no tengas caries en esa palabra entrecortada de alerta ante su boca intacta sin amalgama.

lunes, 27 de octubre de 2008

"quien vertiere sangre de hombre por otro hombre vera su sangre vertida". Génesis, 9:6.

hace días que no me siento normal. invade mi cuerpo el deseo de gritar mucho más alto que el hombre del puente, con las manos en los oídos, o meterme en una jaula con un lobo, arrojar una piedra al aire en la multitud y sentir el aullido del golpe, siento deseos por la pelea pasada, por las ingratitudes de aquellos días de cariños, pido la amabilidad que debe imperar en los humanos.

entro a mi habitación pequeña con una cama simple, un búcaro con girasoles, y un taburete forrado con pajillas, la cama destendida y la huella de la mujer inclinada sobre los almohadones donde estuvieron sus brazos en la nuca.


mi cocina llena de sopas, siempre las mismas latas repetidas en toda mi despensa hacen una sola pared. ahora solo el recuerdo de las noches etílicas, la bulla de las bailarinas, los sombreros por doquier, la mirada perdida me hace recordar la silueta esplendorosa de aquella modelo que jamás pude pintar sus retinas, he tenido varias etapas, una rosa, otra azul, quiero dejar la imagen del universo en espejos sin reflejos, me viene a la memoria aquella boda que visité en el campo donde los animales de la granja volaban en el aire.
No puedo olvidar la cartomántica y su sonrisa irónica con las manos cruzadas que me vaticinó mi destino de pintor, no me queda otra opción que derramar todo en el piso, dejo caer este chorreado en un enjambre de líneas, puedo terminar el dia con una carta de despedida reclinado dentro de una bañadera, o sentir un revólver que me apunta, o mi caída desde lo alto de un rascacielo, cuelgo desde mi techo, desde mi auto salto a toda velocidad por el precipicio, me dejo caer en el sueño como una gran masturbador, o es este mismo sueño donde tengo ganas de mear y el urinario está encima de un pedestal.

Cuty.
23 de oct.

lunes, 20 de octubre de 2008

Andar

Hay algunos que solo emplean las palabras a fin de disfrazar sus pensamientos.
Voltaire.
Estoy intentando decir lo mismo cientos de veces, como hacer el mismo viaje por gusto varias veces en el dia, casi como un ejercicio, mientras paso por quinta avenida ida y vuelta, varias personas caminan, hombres y mujeres, de un lado para el otro, será para bajar de peso, o será para estar mas cansado y dormir mejor, he llegado a pensar que es para tener algo de rutina excedente, o no tienen nada que decir y es mejor caminar en vez de conversar y visitarse, quizás para no estar en la casa después del trabajo, sin embargo me gusta hablar, decir muchas palabras, irles a la contraria a todos, saber lo que se tiene en esas cabezas, ese deseo mas guardado que jamás se dice con las palabras pero se puede descubrir ese ápice del deseo de expresarlo, lo disfrazan en correr de un lado para el otro, o subirse a una estera y estar en el mismo lugar, pensar en el sudor e imaginar el paisaje, será que es para ligar, una amiga en ese mismo lugar encontró el amor de su vida, se casaron y se fueron para Roma, se dio cuenta que ese amor por correr no valía la pena y ahora esta en Miami. Además es quinta avenida un lugar importante, de glamour y encuentros, muchos vienen de otros municipios a correr por esa calle, eso le da un mejor sentido al ejercicio, debía ir a correr quizás tenga la suerte de encontrar algún amigo de hace años en ese lugar uno nunca sabe, de esos que he olvidado y pienso que los quisiera ver de nuevo. Sin embargo cuando paso por el malecón es otro el ejercicio, ese muro impide la multitud del correr mas bien del sentarse a mirar el mar, las estrellas y sus espectadores de las indistintas faunas que le dan colorido a la noche y a la larga muralla de cemento que bordea las rocas, algunos corren y otros caminan pero esos son los mas valientes, es como darle un sentido al deseo de ser atlético.

He escrito varias oraciones y es lo mismo desde el comienzo es la marcha del decir y regresar, es el mejor de los
textos el no decir nada, la otra noche el carro se me quedo sin moverse, como si fuera un caballo u otro animal que no quiso andar mas, se quedo en neptuno y águila, es una calle súper movida, todos van y vienen pero se paran un rato a verte, todos te ven y al mismo tiempo todos se parecen, con un pie recostado en la pared espere que alguien tuviera cara de aburrido y me empujara el carro, nada sin moverse me fui a buscar gasolina, regrese y deje la llave del carro en el cupet, tuve que regresar, caminar ahí estaba la llave, eche la gasolina y nada, era algo supersticioso, era que la vida me hizo caminar en short y tenis, y sin ganas de hacer ejercicios, y mucho menos quiero bajar de peso, sufro si de pronto soy alguien delgado.
a los caminantes les deseo lo mismo.

Cuty.

lunes, 13 de octubre de 2008

Olor

Ese mismo olor que nos persigue como si estuviera debajo del brazo, de la cama, ese aroma barato que recuerdas algunas veces entre las oficinistas que deben darte un papel con varias copias, el olor esta ahí enfrente de tu nariz y sin llegar sentirlo desagradable tratas de inhalarlo todo para que nadie lo sienta, sigues pensando que hueles siempre los mismo, y crees que ahora es parte del sentido trocado y ya no solamente lo hueles ahora lo tocas, y hasta lo miras, es ese olor a sexo que jamás puedo olvidar, y antes de abrir la abrir la cerveza, cerrar los ojos, dejas la frente en alto y en ese vuelo de suspiro palpas con la mano su braga usada y vieja en mi bolsillo.

Antes y Después

Paisajes sucios, mercados vacíos, ese olor a pasado entre los humanos. La vida podría resumirse en mirar cinturas y cuerpos, como los sables indiferentes de cada época, soldados que se pasean entre la multitud. La virtud puede ser encontrar la persona ideal entre tantas lágrimas que caen en el fango. Hierba húmeda de toda la orina caída de la fiesta de anoche. Nos miramos con pena, sin llegar a lastimarnos en decirnoslo, pero si buscasmos las mismas respuestas que antes nos bastaba con preguntar como era el antes, o si somos como los otros.

Ya nadie quiere reírse del otro, todos se hacen la misma pregunta y hasta la misma respuesta que no dice nada, solo el vodka convierte el sueño en amor. Solo la música te hace oler el sudor del trabajo de toda la semana, esperando encontrar a otro que coincida con uno igual que antes.

Leyes nuevas y gobernantes viejos hacen los caminos más profundos, llueve y hace calor, nadie siente el deseo de volar, de bailar en un semáforo con las bocinas a full, es la era de confiar en los amigos, la era de abrir la boca y gritar una vocal, enseñar la garganta en la gestualidad animal de encontrar la frase explicativa de descifrar como es ahora entre los seres volver a amar como antes.

Puedes mirar cada detalle y diferencias las décadas: es el después de ahora, hemos dejado un impasse de dar pasos sin tocar el borde que divide el pecado, creernos santos de devoción y ángeles con derecho a robar, para tocarnos el alma en ese bostezo sublime de dejar para después amar como antes.

Hay alma pero casi no hay esperanza.

Cuty

Ella sabe esperar

La Pildora

jueves, 2 de octubre de 2008

miércoles, 1 de octubre de 2008

martes, 16 de septiembre de 2008

Y qué? (Ike)

I

Mierda

Cuando una persona decide escribir para contar o explicar algo insólito, se le puede acusar de cualquier cosa: loco, subversivo, fantasioso. Solo que al mismo tiempo intentamos que lo escrito o dicho se parezca a alguien, como buscar la frase, la cita exacta sin llegar a la consigna. Hace un tiempo y si puedo sacar cuentas quizás hace años he llegado a la conclusión de que o me estoy muriendo, o la locura me ha dado por creerme que puedo escribir para sentirme que aún vivo. No es parte de una posición de escribir anécdotas por las cuales quiera justificar mis actos, como tampoco tratar de impresionar a nadie en particular, mejor es creerme que puedo escribir (o mentir) y sentirme feliz escribiendo cualquier mierda.

Escatológicamente hablando no se puede comparar la mierda y la caca, la palabra educada seria excremento y podría definir algo en el momento de usarla con algún suceso o persona, muchas veces es ese pedazo de mierda color café que nos encontramos en la calle y si la pisamos sin darnos cuenta decimos que es símbolo de buena suerte, la idea real para darle forma a la mierda es arrastrar el pie en toda la acera en una huella de graffiti, hasta perder de vista la raya, y la peste en el zapato te hace recordar el olor de muchas personas que no ven el caos y solo hablan mierda, ese graffiti no es ilegal a pesar de ser mierda. La caca es la decencia infantil del ser humano, podemos tener ganas de hacer caca, y el resultado es la parte mas impropia de la raza animal: la mierda, pero el mejor uso de ellas es cuando se le da utilidad como una denominación a lo que las personas muchas veces dicen.

II

Pintar

Quizás perdí la ilusión o el deseo de volver a pintar lo mismo, quizás por perder las musas o las modelos, y cada vez que hago el intento me siento como un hipopótamo en una habitación, y aquí podría empezar a disertar sobre la vejez o el desamor o mi musa perdida, teniendo en cuenta que cada vez que me muevo para buscar algo se me cae algo al piso. y el tiempo que paso para limpiar es el que hubiera dedicado al ejercicio de crear... No es cuestión del lugar es mas bien las ganas de pintar, o de buscar la manera de hacer arte de otra forma, no es que niegue la pintura y mucho menos el caballete, es mejor decir que cada vez que veo una obra en galerías, museos, o en casa de amigos, me parece que pintar es mucho más que complacer la capacidad de observación de algunos, lo perfecto seria vender toda la obra producida, todo, hasta una mancha o escribir en una tela que hay cientos de personas sin agua, sin techo, sin casa, gente albergada y hacer actos humanitarios con alguna obra-mancha-producida, pero no quiero mostrar mis obras de mujeres en el baño y decir en una conferencia televisiva, o en una entrevista que el mundo anda muy mal...


III


Muerte

Hace unos días fui participe en una breve discusión con varias personas sobre la muerte, más bien sobre asesinatos, nadie quiere darse cuenta que la historia de la humanidad está llena de muertes, entonces la humanidad separa a los amantes, aparta al disidente, en general suprime al hombre, entre la historia y la humanidad existen, como algo sin sentido y en nombre del padre, la muerte. Por las leyes matamos, ajusticiamos, y peor, hasta reprimimos, algunas muertes son muy injustas, otras exactas y pero en general las personas enferman para terminar con una muerte natural, y son las que me parecen más inhumanas, entonces la historia puede que tenga ese sentido que le damos, otros en ese acto del azar mueren sentenciados por la naturaleza, o como en la antigüedad víctimas de algunos dioses griegos o africanos en su constante aburrimiento, y en ese caso crearon a los hombres, y la utilidad del poder y controlarlo todo. Creamos las guerras, y en esta vil decisión algunos dioses deberían pararla de alguna manera y crear más amor. El amor a la vida para venerar no tanto a la muerte mejor para inclinarse ante la ausencia de vida, algunos hombres han creado un árbol genealógico de muertes y como justicia han dictado matar y arrancar la fruta sin dejarla caer.

V

Dinero

El viernes por la madrugada un amigo fue a sacar la llave de su carro en el Hotel Cohíba y se le volaron dos mil CUC, no se dio cuenta y en esa fiesta de confetis monetario todos corrían en su ayuda, en efecto no era algo feliz, pero la historia lo puso en un lugar de purificación, de purgatorio, o el suceso fue un signo de reconciliación para darse cuenta y no regresar más a ese lugar por algo inesperado. para muchos es para echarse a llorar, para otros tener ganas de morir, pero mi amigo solo reía, no del dinero, más bien de la vida.

VI

ColdPlay

Cuando amamos es como estar vivo, es la única razón que nos hace cometer las locuras mas inusitadas de lo que es la vida, uno de mis grupos musicales preferidos acaba de sacar un CD "Viva la Vida". Como titular mi próxima Exposición "Viva el Amor y la Vida " para tener ganas de vivir, y recordar que dejar de amarte no me fue fácil, lo difícil será volver hacerlo.

14 de septiembre.

Qty.

Un Beso

.......para besar no solo se necesitan bocas, como dice la canción, besar es mucho más que unos labios arrastrados por el deseo, besar con los ojos, con las manos, besar con la saliva, y hasta con los dientes. esas ganas de rozar la piel con algo húmedo, ese beso de despedida sin mediar palabras, como ir a la batalla y regresar a dar el mejor beso de tu vida, poner las manos en la mejilla, recostarse a una pared y llevarte todo el olor etílico que había en el aire en un sorbo de aliento.

en esas circunstancias es recordar aquella mujer que besaste en la silla alta de un bar, llegar antes de tiempo y la espera se hace parte de un palillo de diente que roes como tu minutero, hace años que no me voy antes de tiempo y ya es hora de darle un espacio al recuerdo, o manejar mirando las avenidas mientras saboreo en mis labios esa cantidad de ADN que pudieras tener caminándote por la garganta hasta llegar al cerebro, y es cuando te cuestionas si fue el mejor beso de tu vida..., o recordar el film "besos robados", o pensar si valió la pena, o imaginarte que fue el mismo beso de aquel bar, de cualquier manera, pudo ser robado, indiscreto, violado o es parte de mi fantasía y quizás nunca ocurrió.

Cuty

viernes, 12 de septiembre de 2008

Viendo la Vida pasar


El dia de la Caridad, Ike y el Cupet

mi querido Cutty... desde la Fontana agredes la sensibilidad de más de 8 millones de cubanos que ni siquiera alcanzan agua de la fuente. aquellos que lo perdieron todo lo único que quieren es gasolina -a cualquier precio- para darse candela o darle candela a aquellos que cincuenta años después, continúan con luz, agua y sin resolver la candela. sin ánimo de herir a nadie, pero por qué cojones a nombre de mi familia se abrogan el derecho de no recibir la ayuda que a ellos no les hace falta porque tienen fontanas -no el paladar de mi hermano Horacio- electricidad, gasolina y comida a la carta...

así que no mames y ponle asunto a lo que tiene que importar: hasta cuando la culpa es del bloqueo y de la naturaleza.

revolucionariamente y más revolucionario que el 95 porciento de los que tomaron la medida de decidir sobre la ayuda humanitaria de donde sea,

juanpin

Los dias

En estas semanas los días no crecen, mis amigos artistas caminan por las calles y le dan la mano a los transeúntes. las cámaras de TV les caen detrás y ellos buscan en la sonrisa del vecino un poco de fama, ahora se llama solidaridad entretener o hacer reír al desdichado.

pasaron los ciclones,

como soldados los postes tratan de ganar la batalla del vencido. colosal circunstancia en épocas de cruzadas, incertidumbre entre saber que puede ser mejor: levantarse pesa demasiado en los hombros, quedarse tendido... y esperar, solo esperar.

viene la calma y cada historia distinta desde mi ventana.

Me quedan minutos para empezar a llorar, nacerán las ramas que cubren los balcones, y volverán los gorriones que me roban los retoños de mi balcón, una amiga me dice que quiere estar a mi sombra, me pide retirarme del bar de mi esquina, sentarnos a la orilla del mar y buscar la sirena que pasa y podría decir adiós.

La actriz ríe de mis escenas ante el acto de todos mis suicidios por amar, ya no me quedan esperanzas en la espera del regreso, dejo latas de atún y algunos frijoles como señuelos, mi sangre fluye lentamente desganada y vencida, apago las luces de mi casa, y sacudo los bolsillos de mis jeans y busco el cigarro que calma mi sed de espera.

Solo me apetece un helado de Coppelia, de aquellos que me hacian pensar que libro comprar en la misma esquina de 23 y M.


Cuty.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Reflexiones

Hace más de 24 horas que no tengo electricidad, solo me viene a la memoria esa frase manida y ahora perfecta para la ocasión de: paz y amor. es lo que se me ocurre al mirar la ciudad llena de hojas caidas, ramas y el llanto de las nubes que cae sobre mis hombros. todavía no he superado la subida de la gasolina, ahora entiendo aquella canción que decía "a mi me me gusta la gasolina". mi tocayo Gustav no fue tan violento como lo pude haber sido yo en un arrebato etílico o en una nostalgia post resaca, donde la verguenza invade mi memoria y mis arrepentimientos sin soluciones prácticas. Ike le ha dado la bienvenida a esta soledad calma, ya no me quedan velas, las gasté el día de la Caridad y el día de la Virgen de Regla, que Dios me perdone por haber comprado filetes de carne de pinguino. me he dado cuenta por qué razón Napoleón perdió las guerras cuando se enfrentó a Rusia y le venció el general Invierno y la desolación y el hambre. Esperemos que nuestros enemigos no esperen un ciclón simplemente de categoría 1, porque con estos ánimos sin haber escuchado ninguna noticia y una voz que repite "hay congestión en las líneas, llame más tarde", ETECSA, el ICP y la compañía eléctrica nos han abandonado. El sonido del viento rebota en lo lejano y me hace recordar que estoy en los Alpes con deseos de esquíar, serán las ganas de ver hielo? o será que quiero estar en cualquier lugar aunque sea en Los Alpes?. "un obrero me llama artista, y yo me sumo a su estatura". En el noticiero no pasa nada y Felipito ya vive en cuba y pronto va a tener un hijo, otra amiga se va del país para tener también su hijo. Supongo que Edison usó 2 mil variantes para llegar hasta el bombillo incandescente y Tesla buscó la solución para la corriente alterna, estoy seguro que fue un día como hoy, en el que no se podía hacer más nada que ecuaciones, variantes y soluciones para encontrar una lógica entre un ciclón y el otro.A todos los que se fueron, a todos los que se van a pesar de esta calma solo me queda el amor y la paz de una solución.
Porque yo estaré aquí, aún así.

Cuty.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Cutyyyyy!!!!! un abrazo fuerte. q esperas para actualizar el blog????

M.

martes, 2 de septiembre de 2008

domingo, 31 de agosto de 2008

Para el Cuty

Espero que tu blog tenga suerte. Un beso.

M.

Diseño de Calendario para el 2008

Serie Habaneras

La Noche de los Inocentes





Los Malitos.com

hola a todos


como siempre en la descarga