lunes, 27 de octubre de 2008

"quien vertiere sangre de hombre por otro hombre vera su sangre vertida". Génesis, 9:6.

hace días que no me siento normal. invade mi cuerpo el deseo de gritar mucho más alto que el hombre del puente, con las manos en los oídos, o meterme en una jaula con un lobo, arrojar una piedra al aire en la multitud y sentir el aullido del golpe, siento deseos por la pelea pasada, por las ingratitudes de aquellos días de cariños, pido la amabilidad que debe imperar en los humanos.

entro a mi habitación pequeña con una cama simple, un búcaro con girasoles, y un taburete forrado con pajillas, la cama destendida y la huella de la mujer inclinada sobre los almohadones donde estuvieron sus brazos en la nuca.


mi cocina llena de sopas, siempre las mismas latas repetidas en toda mi despensa hacen una sola pared. ahora solo el recuerdo de las noches etílicas, la bulla de las bailarinas, los sombreros por doquier, la mirada perdida me hace recordar la silueta esplendorosa de aquella modelo que jamás pude pintar sus retinas, he tenido varias etapas, una rosa, otra azul, quiero dejar la imagen del universo en espejos sin reflejos, me viene a la memoria aquella boda que visité en el campo donde los animales de la granja volaban en el aire.
No puedo olvidar la cartomántica y su sonrisa irónica con las manos cruzadas que me vaticinó mi destino de pintor, no me queda otra opción que derramar todo en el piso, dejo caer este chorreado en un enjambre de líneas, puedo terminar el dia con una carta de despedida reclinado dentro de una bañadera, o sentir un revólver que me apunta, o mi caída desde lo alto de un rascacielo, cuelgo desde mi techo, desde mi auto salto a toda velocidad por el precipicio, me dejo caer en el sueño como una gran masturbador, o es este mismo sueño donde tengo ganas de mear y el urinario está encima de un pedestal.

Cuty.
23 de oct.

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